
Bien, querida Wendy, en esta misma época del año te compré en la juguetería, y ahora llegó la hora de decirte adiós. Te hecho de menos, y lo que va a pasar hubiera tenido más sentido si hubieras estado aquí a mi lado, pero así son las cosas, y por mucho que queramos, no todo puede ser Dandy. Eternamente tuyo Dick Dandelion.
Te diré algo más Wendy. Ahora voy a salir, y temo las balas de esas armas. Es irónico, porque si fueran las tuyas las aceptaría con alegría. Siempre soñé que si alguien tenia que causarme esa herida definitiva, serías tú. La que hacía que me sintiera fuerte. Temo a las otras balas, pero no las tuyas Wendy. Ha llegado el momento de AMAR.
Bien, pues Wendy está dispuesta.